viernes, 31 de diciembre de 2010

Oh, Negra Navidad

¡Ah, la Navidad! Época de reuniones familiares y empachos de turrón que casi cuentan como sobredosis, de buena voluntad y malos nervios a la hora de cuadrar nuestras cuentas para comprarle un “detallito” a nuestros seres queridos. Parado o no, el Pequeño Perdedor no es inmune al encanto (ni a los sinsabores) de estas fechas, así que el pasado día 22 cogió su coche y se tragó casi nueve horas de viaje contra lluvia, viento y nieve para pasar las fechas con su familia… y descubrió que, contra toda noción preconcebida, en Cantabria hace mucha más rasca que en Ciudad Real. Cosas de la humedad, supongo. Llegados los días de Nochebuena y Navidad (y el gozoso reencuentro con las bestezuelas adorables que son sus sobrinos, así como con su perro adoptado), Perdedor tuvo amplia ocasión de disfrutar con su familia de los diversos regalos que habían recibido, y de juegos para pequeños y mayores; sólo recibió un obsequio del gordo de rojo de la barba, pero cuando dicho presente es UNA IMPRESIONANTE CHUPA DE CUERO no es que haya mucho motivo (ni ganas) de quejarse, y menos cuando todavía queda por ver lo que recibirá el Día de Reyes.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Al fin rompo mi silencio

Mis más sinceras disculpas por no actualizar en cosa de dos meses. Desde que perpetré mi critiquilla de Dragon Age: El Despertar a finales de septiembre, no encontré modo de reunir las ganas necesarias para escribir un post; durante octubre y la primera semana de noviembre, el trabajo me dejaba con demasiado cansancio mental como para afrontar la realización de otra crítica, y cuando acabó mi contrato resultó que mi participación en el NaNoWriMo de 2010 me robó más tiempo todavía… y todo para escribir una novela infumable, que ni siquiera terminé antes del plazo establecido. Por otra parte, desde el comienzo de diciembre hasta ahora no tengo más excusa que mi natural vagancia y mi depresión ante la incertidumbre que me depara el futuro.

Pero ya es hora de que aproveche estas vacaciones forzosas de una manera que proporcione provecho y diversión, tanto a mí como a vosotros que me leéis. De modo que, aprovechando estas fechas, La Página Negra pondrá el belén y el arbolito para acercaros, en unos pocos post, películas y juegos que encarnan el espíritu de la Navidad…

… El cual, al parecer, tiene que ver con asesinar a universitarias yanquis setenteras mientras comemos el turrón y las uvas. ¿Quien lo hubiera imaginado? Pues eso, atentos al blog en los próximos días…

domingo, 26 de septiembre de 2010

Dragon Age: El Despertar, o el día que los engendros tenebrosos ganaron cerebro y perdieron pegada

El último mes no ha sido muy bueno para ser yo, entre ampliaciones de la jornada a cinco días (que no me dejan tiempo para ir al gimnasio), amigas que ya no quieren hablarme por mi incapacidad de controlar mi ira, y broncas del jefe por no tomarme lo bastante en serio mis responsabilidades como encargado de una sección (pequeñita, pero sección al fin y al cabo).

Todo eso no importa hoy. Estoy en las Jornadas Senpai de Castellón en el momento de escribir estas líneas, escuchando cómo una celebridad otaku local demuestra sus habilidades (que no entraré a juzgar) sobre el escenario, mientras a mi alrededor el resto de la frikería conversa, juega partidas de Magic o intenta llenar el estómago a base de bocatas y ramen. Y yo, Dios mediante, voy a revivir los tiempos heroicos de los comienzos de este blog, cuando me apalancaba en la redacción de El Mundo de Ibiza y Formentera para escribir posts kilométricos en plan maratoniano. Porque ya llevo demasiado tiempo sin actualizar, y porque la expansión del Dragon Age (a los contenidos descargables, de momento, no me acercaré) merece el comentario.

Cuando la horda piensa… y planea

Ya nadie le diría que era un Kefka de Hacendado.

Gracias a Bioware, Sephirot pudo desencasillarse tras el Final Fantasy VII y sus spin-offs.

sábado, 4 de septiembre de 2010

El día que probé con la Alta Tensión… y me electrocuté

El final del verano llegó, y tu partirás… ¡EJEM! No es que el verano haya terminado ya, al menos técnicamente, pero septiembre siempre ha sido para mí un mes más otoñal que estival, por aquello de que era el tradicional comienzo de curso escolar. Y este año, es el último mes que trabajaré en mi empleo actual; a partir de octubre, vuelvo a hacer la ronda de reparto de CV, y a mantenerme a costa de Papá Estado y de mis ahorros. Deprimente, lo sé, pero es inevitable visto el horrendo clima económico que llevamos soportando desde que las hipotecas basura nos estallaron en la cara a principios de 2008. De hecho, ya va siendo hora de que sienta los efectos de la crisis después de tirarme dos años y medio arreglándomelas para esquivarla, ¿no?

Lo cual no quiere decir que no sea una mierda: lo es, y gordísima. Con todos los estreses y sinsabores que lleva consigo el trabajo, sentir que uno es útil y que tiene derecho a vivir de su propio esfuerzo no tiene precio. Lo que más me preocupa de volver otra vez al paro es que se me acabe yendo la pinza con la inactividad y la falta de contacto humano, y que mi depresión aproveche la mala temporada para hacerse fuerte en mi cabeza, dar un golpe de Estado y mandar a mi macilenta autoestima a la Escuela de Mecánica de la Armada, o su equivalente dentro de mi psique. No diré más, que esta metáfora ya se ha salido bastante de madre.

En momentos como estos, tengo una preocupante tendencia a pasarme los días volviendo la vista atrás y recordando con nostalgia los viejos buenos tiempos, aunque de buenos no les viera por aquel entonces nada. Y de una película que vi en aquellos viejos buenos tiempos (a mediados de la pasada década, cuando hacía mi posgrado) va el post de hoy. Para ser exactos, de una película que sería un puñetero clásico… si no tuviera un giro inesperado de guión que aún hoy, tras cuatro años, me provoca ganas de embestir a la pared más cercana repetidas veces.

Adivina quién viene a matar esta noche

Más exactamente, ¿quién lo haría sin llevar un arma en la mano?

Atención, pregunta: ¿quien abriría la puerta a un tío que llega de madrugada conduciendo un cacharro con el aspecto del que vemos en la foto?

jueves, 26 de agosto de 2010

Pesadilla en Elm Street: el feliz reencuentro con los miedos de la niñez

El pasado 12 de agosto fue mi cumpleaños y, para mi propia sorpresa, ni me acordé hasta que vi en mi correo un par de mensajes de felicitación automatizados. Eso viene a demostrar que soy tan descuidado con esas fechas señaladas que puedo hasta olvidarme del aniversario de mi nacimiento con facilidad, lo que en cierta manera es un alivio: no me olvido de los cumpleaños de los demás porque no me importen ellos, sino porque esas fechas han dejado de importarme mucho en general.

Coincidiendo con su víspera, decidí hacer una visita a la gran pantalla para reencontrarme con uno de los grandes monstruos de mi juventud: Freddy Kruger, quien acaba de volver con un remake de su aparición original en celuloide. Sabía que la nueva película tenía altas probabilidades de decepcionarme, pero también sabía que TENÍA que verla aunque fuera para luego ponerla a bajar de un burro. Después de todo, fui capaz de ver Dragonball Evolution, y la reaparición de Freddy no podía ser peor ni aposta…

… ¿Verdad?

Nota: como no dejan meter cámaras en el cine, y la web de la peli no deja bajar fotos de su galería, las que ilustran esta critiquilla provienen de la página SOS Moviers. Visitadla, que p’a algo se gastan sus cuartos.

Dormir… Tal vez palmar

Para empezar, en mi vida he sido tan insensato como para leer los bodrios de Ayn Rand... y tampoco después de morirme.

¿Rorschach? No, me temo que me confundes con otra persona.

lunes, 2 de agosto de 2010

Feliz tercer aniversario con… Prince of Persia – Las Arenas del Tiempo

Anteayer, a estas horas, el blog cumplía su tercer año de existencia, y este post pretende celebrarlo. Espero que cuando lo leáis os encontréis disfrutando de la playa o piscina con buena salud. Yo tuve, a principios de julio, la repentina fortuna de conseguir un empleo por tres meses en un medio de comunicación local para servirles de refuerzo durante el verano; el sueldo es lo bastante bueno como para vivir, y el horario es algo más holgado que el de mi puesto previo, sin contar que me permite cotizar un mes más al paro y aumentar mi experiencia profesional. Cuestiones laborales aparte, sobrellevo los calores en Ciudad Real refugiándome en las tinieblas de mi habitación (y lo de tinieblas es porque mantengo la persiana bajada la mayor parte del tiempo) y saliendo sólo para hacer compras (sobre todo de comida), ir a mi nuevo empleo o visitar a los buenos amigos de Zona 84. O para ir a visitar a la familia en Santander, que es lo que estoy haciendo en el momento de escribir estas líneas.

Mi tiempo libre ha estado ocupado, además de por la expansión del Dragon Age (terminada hace poco), por mi asalto al Thief en nivel Difícil (ídem) y por el Mass Effect 2 (ídem de ídem), por lecturas de manga en la Red (ahora me he picado con Akumetsu) y de La espada de fuego de Javier Negrete, aunque un inesperado contratiempo me obligó a interrumpir esta última. Para lo que todavía no he encontrado tiempo es para volver a ir al cine, a pesar de que hay algunos titulillos que me interesa visionar.

La entrada de hoy tiene precisamente que ver con uno de los filmes actualmente en cartelera, Prince of Persia, pero porque trata de su inspiración: un juego aparecido en 2003, creado por Ubisoft con el fin de modernizar un título legendario de la década de los 80, conocido por todos los aficionados veteranos. ¿Que no sabéis de qué coño hablo? Dejad que os ponga en antecedentes en los siguientes párrafos…

Por contra, los que SÍ sepáis de qué hablo podéis saltar al siguiente ladillo y leer la sinopsis de Las Arenas del Tiempo. O bien podéis seguir leyendo para ver en qué puntos de la historia del juego original me equivoco y echármelo luego en cara en los comentarios, que hace tiempo que no se ven trolls por aquí.

El clásico de las mil y una conversiones

Y pese a los cambios, la de su revival en 2003 se podía resumir con las mismas palabras.

Salva a la animadora princesa, salva al mundo reino: esa era la trama original.

sábado, 19 de junio de 2010

Dragon Age: la segunda venida de Baldur’s Gate

Con esto de mi reciente ingreso en las filas del paro, mi inicio del consabido periplo por lugares diversos para dejar mi currículum, el puto calor que hace normalmente por estos lares, y el puto frío y lluvia que han reinado en el área a mediados de junio, se me había pasado por alto el hecho de que hace más de un año que no cae un juego de rol computerizado. Y como hace dos semanas que me ventilé el último gran éxito de Bioware, creo que es una buena excusa para remediar esa sequía; así, de paso, trato un poco la carrera de uno de los nombres más exitosos de todo el mundillo, que ya era hora de que cayera por aquí.

Auge, caída y subidón-subidón de Bioware

Hizo falta plomo derretido en cantidades industriales para 'apaciguarlos'.

En la imagen, los fans de Black Isle manifiestan su desacuerdo con el favoritismo del que Interplay hizo gala en su trato a Bioware, y por dejar de lado a su estudio favorito.

domingo, 30 de mayo de 2010

Iron Man: si bebes, no pilotes armaduras de alta tecnología

En este último mes de inactividad bloguera (vaya una adhesión a mis propios propósitos de Año Nuevo) me han pasado bastantes cosas importantes, tanto buenas como malas. En el lado malo, hace dos semanas mis jefes me dieron la triste noticia de que a mediados de junio me mandarán a la calle (por cosas del parné, que de mi trabajo no tienen queja), y mi reciente visita a la última edición de Tierras Baldías rebosó angustia existencial, obsesiones con lo que las cosplayers más monas pensarían de cómo las miraba, y una severa advertencia de la organización por zarandear a un chiquillo perteneciente a un grupo que andaba molestando a los que tomábamos parte en una partida (influyó el hecho de que pensaba que los críos en cuestión habían robado a alguien: es una larga historia). En el lado positivo, la susodicha partida fue una memorable incursión en el universo de Mass Effect, en la que interpreté a un salariano con gran éxito de crítica y público (léase: risas del copón), tuve oportunidad de ver en las mismas jornadas algunos partidillos de jugger (no, no he visto Sangre de Héroes, y sí, merezco el látigo por ello), y últimamente me he sentido mucho más apreciado de lo habitual por mis colegas de profesión y conocidos en general.

Ya sé que eso último es un débil consuelo ante la pérdida de empleo, pero un pobre desgraciado con serios problemas de autoestima como yo acoge esas migajas de respeto como un hambriento acoge un banquete de tres platos. Además, tengo apoyos familiares y no tengo cargas hipotecarias ni personales, así que mi situación no es tan terrible: cuando se me acabe el paro, tendré unos cuarteles de invierno a los que volver hasta que la puta crisis pase.

Porque algún día tendrá que pasar, ¿verdad? ¿VERDAD?

Menos mal que siempre me quedará la ficción para endulzar los putos amargores de la vida, y esta vez aprovecho la presencia en cartelera de la segunda aventura del hombre de Hierro para visionarme (y destripar) la primera de sus apariciones fílmicas, que ya iba siendo hora de que me la viera. De lo contrario mi vida social en el mundillo friki quedaría convertida en una sucesión de miradas incrédulas cada vez que confesara desconocer la película.

A mi vida social general ya le pasó algo parecido cuando dije que me NEGABA a ver Gran Hermano, pero eso no podría traérmela más floja. Y eso que mi (todavía) actual puesto de trabajo lo comparto con un ex concursante.

La semana más importante de la vida de Tony Stark

Porque como adaptéis Naruto o Bleach como adaptásteis Dragon Ball, nos vamos a cabrear de verdad.

Exigimos al Gran Satán de Occidente que la próxima adaptación fílmica de un manga respete un mínimo el trabajo original.

domingo, 25 de abril de 2010

Batman – Arkham Asylum: un juego sensato para una afición sensata

Desde mi último post he pasado una Semana Santa de lo más ocupada, trabajando casi todos los días excepto el Viernes Santo, y cubriendo alguna que otra procesión; por ejemplo, la de la Santa Cena, que gozó de una actuación del coro de la UCLM, cuya directora es una soprano australiana de gran voz y suma gilipollez de diva. La recompensa vino la semana siguiente, con unas cortas vacaciones en la que tuve oportunidad de visitar a la familia, conocer por Messenger al autor de la traducción al español de Cave Story, y reencontrarme con Manuel Ortega Lasaga, con nuestra común amiga Paula y con el protagonista de Familia Colateral, Cristian García, en lo que degeneró positivamente (valga el oxímoron) en una animada tertulia sobre la conveniencia de que viera Zombieland, lo mucho que a Manu le decepcionó Diary of the Dead, y lo cojonudo que es el Call of Juarez, reeditado hace poco a precio de risa por FX Interactive.

Ah, y también para sacarme con éxito el examen del cinturón amarillo de kung fu nada más volver a Ciudad Real. Los nervios que pasé durante la hora y media que duró valieron la pena, aunque en varios momentos estuviera cerca de quedarme senil perdido de estar mirando contra la pared mientras mis compañeros de prueba hacían los ejercicios individuales. Empezar a ver caras en el gotelé cuando estás a punto de presentarte al juicio del maestro no es un buen modo de mantener la cordura.

Y de mantener la cordura cuando todo te invita a perderla, así como de enfrentarse a los que han dado esa batalla por perdida, va nuestra elección de hoy: no podía ser de otra manera, tratándose de un juego sobre Batman y su demente archienemigo, el Joker, enfrentándose en el psiquiátrico por excelencia del universo DC.

En los salones de la locura

(No sé si habrán notado el sutil sarcasmo de la frase, señores)

Esto… bonito lugar para curarse de una enfermedad mental.

lunes, 29 de marzo de 2010

El vagabundo en la lluvia, o de la conveniencia o inconveniencia de cumplir la sexta obra de misericordia

No puedo decir que mi propósito de Año Nuevo vaya muy bien, visto que estamos a finales de marzo y con esta sólo van cuatro entradas de La Página Negra en lo que va  2010; tampoco puedo decir que me fuera tan bien como esperaba mi visita a principios de mes a las Cromel, aunque eso tenga más que ver con mi natural taciturno (y con imbéciles borrachos que hacen como que roncan en el pabellón que hace las veces de dormitorio comunal). Pero por lo menos cumplí dos años en el trabajo hace unas semanas, así que no todo estará tan mal, ¿o sí?

Esté como esté, aquí estoy de nuevo, y esta vez pongo la mirada en el cine azteca, de la mano de un célebre director de las tierras de Pancho Villa, el general Santa Ana y los Molotov: Carlos Enrique Taboada. El hombre, a quien descubrí gracias a Braineater, es famoso por una especie de tetralogía inconfesa de películas de corte fantaterrorífico, pero la que hoy pasa por mis manos fue una incursión en el género que se apartaba tanto de sus temas comunes como del elemento sobrenatural, y lo hacía para sumergirse en las miserias de la clase alta… con la salvedad de que, a diferencia de un cineasta rojeras italiano cualquiera, él los espolvoreaba con una buena dosis de suspense y unas gotitas de sangre, que siempre hacen más sabroso el plato.

Diversión y muerte en la casita de la playa

Consiste en hablar y hablar de chorradas hasta que una se harta y se marcha... para que las demás aprovechen para ponerla a bajar de un burro.

He aquí una emocionantísima partida de Charleta Rusa.

martes, 23 de febrero de 2010

Gunstar Heroes: cosas que hicieron que la primera mitad de los 90 valiera la pena

¡Ah, no hay nada como una semana en la que trabajas todos los días! Excepto, quizás, una semana en la que trabajas todos los días y el primero de ellos te pones malo y te entra una leve vomitera nocturna, que luego amenaza con repetirse por la tarde hasta que te tomas una Coca-Cola a sorbos y se te asienta el estómago. Básicamente, ese fue mi 8 de febrero, así que la cosa no ha podido más que ir a mejor desde entonces; sobre todo porque, en el momento que escribo estas líneas, agoto las últimas horas de mi cuarto día de descanso consecutivo.

Supongo que hoy debería hablar del Fallout 2, pero todavía no he podido terminarlo tras un episodio de momentánea pérdida de interés; el que sí he terminado es el Jade Empire, pero quiero hablar de otros juegos fundamentales en su ADN (y en mi, digamos, educación sentimental) antes de ponerme a fondo con él (y con el Mass Effect, que me tiene retenido ahora mismo). Cualquier otro de los juegos que tengo opción de jugar es demasiado largo como para hacer una crítica rápida. ¿Qué hago?

Pues jugar al modo de la vieja escuela. Y además, hacerlo con uno de los mejores títulos de aquellos locos años en los que Sega y Nintendo se disputaban el mercado de las videoconsolas.

¿Y si me largo de la compañía y monto la mía propia?

Maegawa ganó el derecho a largarse y montar la compañía tras aguantarle quince asaltos al presidente de Konami en un combate de lucha libre en las alas del autogiro.

Interpretación artística de las negociaciones entre el baranda supremo de Konami (izquierda) y Masato Maegawa, fundador de Treasure (derecha).

domingo, 31 de enero de 2010

Noroi: cuando haces el Iker Jiménez y muerdes mucho más de lo que puedes tragar

¿Os acordáis de mi propósito de Año Nuevo? Si es así, no me cabe duda de que lo daréis por incumplido, vista la amplia diferencia de tiempo entre la anterior entrada y esta. Pero tengo mis razones:

Algo así fue, pero sin la figurita de palo y sin tanta destrucción masiva. Por suerte, los capaces técnicos de la tienda en la que lo compré (nombre omitido para no hacer publi gratuita) fueron capaces de librarme del molesto bichito. Un cambio de antivirus y una pasada del mismo después (en la que detecté un virus potencial que se les escapó a los chicos de la tienda), mi ordenador está como nuevo o mejor, con menos programas que se cargan con el inicio del ordenador sin ser necesarios, y listo para volver a la refriega bloguera.

Y vuelvo al tajo con una película que tiene mucho en común con El proyecto de la bruja de Blair, y no poco con Ghostwatch. Es decir, periodistas magufos-pero-en-un-mundo-en-que-esas-cosas-existen, y naves del misterio que acaban encontrándose con misterios que amenazan con despedazarlas como en un tsunami de los gordos.

¿Quieres la verdad? ¡Tú no puedes soportar la verdad!

Desaparecido en extrañas circunstancias después de que la nave del misterio que pilotaba encontrara turbulencias.

Masafumi Kobayashi, nuestro protagonista.

domingo, 3 de enero de 2010

Feliz Año Nuevo con… Higurashi no Naku Koro Ni

Feliz 2010, queridos (y escasos) lectores, y espero que vuestra Nochevieja estuviera a la altura de las circunstancias. ¿La mía? Bien, gracias, junto a Doña Pitu, Herberwest y familia. Salvo por leves incidentes de celos con el perro en jefe del hogar, Bran, y un inútil derramamiento de uvas durante las campanadas por mi parte, la cena de despedida al 2009 discurrió sin problemas, aunque con mucha caspa, cortesía del especial de Año Nuevo que cocinó Televisión Española (los que lo visteis sabéis a qué me refiero), y algo de risas gracias a un posterior visionado de El jovencito Frankenstein… que tuvo que ser parcial, porque el sueño nos acabo venciendo a mí y a don Herber.

Y ahora que el año ha terminado de despuntar, vamos a ver si puedo hacer realidad mi propósito de año nuevo y darle más marcha al blog de la que tenía en los últimos tiempos. Y ya que el lema de toda la vida para este día es “año nuevo, vida nueva”, aprovecho este primer post del año para entrar en las hasta ahora intocadas (en este blog) aguas del manga y el anime, con una de las razones de que mis actualizaciones en otoño hayan sido mucho más erráticas.

A modo de presentación

Conocerles es amarles, os lo aseguro.

El elenco principal, cortesía de este blog.