lunes, 23 de marzo de 2009

Watchmen: ¿quién vigila (en la gran pantalla) a los vigilantes?

Este ha sido un fin de semana extraordinario, gracias a la visita de doña Pitu y Herberwest. Ayer fue un sábado de compras y descacharrantes conversaciones sobre temas varios, por ejemplo:

Y como guinda del pastel de tan animada jornada, los tres fuimos a ver una de las películas de superhéroes más esperada de la historia del cine, adaptación del considerado mejor cómic de superhéroes jamás creado. ¿Es el filme de Zack Snyder capaz, al menos, de ser una digna adaptación de la obra de Alan Moore y Dave Gibbons, a pesar de los desbarres iracundos del guionista británico en su contra?

Cinco minutos para la medianoche de la raza humana

Hurm... Yo me decanto más por algo que tenga que ver con patear sus gohulaag cabezas.

Y nuestro grito de guerra será: ¡Hoy es un buen día para que muera otro! 

Es el doce de octubre de 1985. El ya talludito Edward Blake (Jeffrey Dean Morgan, el padre de los hermanos Winchester en Sobrenatural), pasa una tranquila velada nocturna en su apartamento, viendo sin mucho interés las noticias sobre el progresivo calentamiento de las tensiones de la Guerra Fría antes de cambiar de canal para ver lo que parece una película erótico-festiva un anuncio del perfume Nostalgia (gracias, comentarista anónimo) con el Unforgettable de Nat King Cole de banda sonora. Para su desgracia, el temazo del célebre cantante negro acaba convirtiéndose en la banda sonora de sus últimos instantes de vida, cuando un asaltante cuya cara no vemos (pero al que Blake parece reconocer demasiado bien) entra en su piso y, pese a la aguerrida resistencia mostrada por Blake, logra propinarle una paliza brutal y arrojarle por la ventana hacia su muerte.

Los créditos iniciales, enmarcados por The Times They Are A-Changin’ de Bob Dylan, nos dan un pequeño repaso sobre cómo la realidad de Watchmen difirió de la nuestra con la aparición de los aventureros enmascarados antes de devolvernos al momento presente, en el que la muerte de Blake no está siendo sólo investigada por la policía, sino por el siniestro Rorschach (Jackie Earle Haley), un vigilante de obvias tendencias fascistas y aquejado de veleidades conspiranoicas. Registrando el apartamento de Blake, Rorschach acaba descubriendo que el difunto era el hombre tras la máscara del Comediante, un amoral operativo del Gobierno de los Estados Unidos implicado en multitud de turbios asuntos; entre ellos, la tercera reelección de Richard Milhouse Nixon, que en esta realidad sigue siendo presidente de los Estados Unidos.

La mentalidad pezona de Rorschach le lleva a creer que la muerte del Comediante puede indicar que hay un asesino de enmascarados sueltos, por lo que corre a avisar a algunos de sus compañeros de profesión. Su primera parada es en la casa de su antiguo compañero de fatigas, Dan Dreiberg, antaño conocido como el segundo Búho Nocturno (Patrick Wilson, el siniestro fotógrafo de Hard Candy). Dreiberg vuelve de una de sus habituales charlas con su predecesor tras la máscara del Búho, Hollis Mason (Stephen McHattie) para encontrarse a su ex partenaire en el ahostiamiento de malhechores zampando una lata de judías en su cocina; la conversación posterior entre ambos, en la que Rorschach le informa de sus teorías, acaba agriándose cuando Dan acusa a su antiguo amigo de ser un lunático, y este le devuelve la pelota recordándole cómo dio la espalda a los viejos tiempos mientras abandona la base subterránea donde Dan guarda sus cachivaches de supertipo.

El que Dan considere a su viejo amigo un zumbado no quiere decir que no se tome en serio la posibilidad de que alguien quiera fundirse a todos los enmascarados, por lo que no tarda en advertir a su vez a otro de los miembros del gremio: Adrian Veidt, alias Ozymandias Matthew Goode, quien interpretó a Gerald Brenan en Al sur de Granada), el hombre más inteligente del planeta y dueño de un impresionante imperio corporativo. Rorschach hace lo propio con el único hombre con superpoderes de esta realidad, el Doctor Manhattan (Billy Crudup), y su actual pareja, Laurie Juspecyk (Malin Akerman), hija y ocasional sucesora de la primera Espectro de Seda (Carla Gugino, quien ya hiciera de agente de la condicional de Marv en Sin City), pero la entrevista acaba con más acritud aún que la mantenida con Dreiberg; para ser exactos, Manhattan teleporta a Rorschach fuera de la base donde trabaja en un proyecto conjunto con Ozymandias para eliminar la dependencia de los combustibles fósiles de la Humanidad. La acritud continúa en forma de discusión entre Laurie y Manhattan, en la que el hiperpoderoso hombre azul le asegura que su habilidad para predecir el futuro (basada en sus poderes cuánticos, y responsable a su vez de su extremo fatalismo y progresivo desinterés por la raza humana) no está funcionando, lo que le hace pensar que la temida IIIª Guerra Mundial va a ocurrir , borrando al ser humano de la faz de la Tierra. Frustrada por el aparente derrotismo de Manhattan (y cumpliendo una predicción que le hace al inicio de su diálogo), la joven acaba yendo a cenar con Dan Dreiberg para tomar un poco el aire y recordar viejos tiempos.

Detener con tu amada un plan malévolo de un supervillano megalómano es un afrodisíaco aún más potente.

A las chicas les vuelve locas que les ayudes a fostiar a reclusos amotinados.

A través de una tensa reunión entre Laurie y su madre, y de los recuerdos de los asistentes al funeral de Edward Blake, vamos descubriendo más sobre el difunto… y como es de esperar, lo que descubrimos no es nada bueno: era un hijo de puta amoral hasta decir basta, capaz de asesinar sin remordimientos a una mujer a la que había dejado embarazada en Vietnam (él y Manhattan ganaron la guerra, básicamente) por herirle con una botella rota al negarse a reconocer al bebé, o de intentar violar a una compañera de grupo (la primera Espectro de Seda). Sin embargo, esos mismos recuerdos nos dejan entrever otra cara del Comediante: la de un hombre tan horrorizado por haber entendido demasiado bien la verdadera naturaleza del ser humano que la única manera en que podía mantener la cordura era convertirse en su parodia.

Y hasta el Comediante podía tener su límite en el cupo de atrocidades que podía soportar. Cuando Rorschach, que ha estado observando de tapadillo a los asistentes del funeral, descubre que uno de ellos es el supervillano retirado Edgar “Moloch” Jacobi (Matt Frewer, quien ya estuvo a las órdenes de Zack Snyder en El amanecer de los muertos), le sigue hasta a su casa y le interroga a la manera de Jack Bauer para averiguar qué diablos hacía presentando sus respetos ante la tumba de uno de sus ex archienemigos. La historia que Moloch le acaba contando es, cuando menos, preocupante: Blake apareció hace unas noches en su casa, llorando como una magdalena y farfullando sobre algo que había descubierto, tan atroz que había conseguido aterrorizarle, y sobre una lista en la que aparecía el nombre de Jacobi junto al de Janey Slater (Laura Mennell), la primera novia del Doctor Manhattan.

¿Puede esa lista tener que ver con las acusaciones dirigidas a Manhattan durante una entrevista televisada, según las cuales habría provocado cáncer a las personas más cercanas a él? Podemos apostar a que sí: agobiado por este hecho, y por haber sido abandonado por Laurie Juspecyk horas antes, el superhombre (¿dios?) se teletransporta a Marte. Y dado que Manhattan era la única razón por la que la URSS no se atrevía a pelearse con Estados Unidos, eso significa que a la Tierra le espera un futuro muy brillante; muy brillante en la oscuridad, para ser exactos. Pero ¿a quién le interesa que la raza humana haga una barbacoa nuclear consigo misma? Y lo más importante: ¿pueden los héroes enmascarados que siguen vivos impedir esos planes?

"Esta ciudad me teme, he visto su verdadero rostro”

Ahora sí que me van a dar de hostias como me detengan.

Te dije que no usaras aftershave con contenido de alcohol, Flanagan.

A estas horas, las bofetadas en Internet (y en cualquier área de discusión friki) sobre si Watchmen es una gran adaptación, un esfuerzo competente o una puta mierda resuenan todavía a plena intensidad decibélica. Mas de una amistad (o de una docena, conociendo la Red de Redes) se habrá ido al guano a estas horas por un quítame allá este Búho Nocturno. El propio Alan Moore hizo su numerito declarando lo mal que le parecía que la peli la hiciera Snyder, diciendo que había tenido un huevo de problemas con el comic-book original de 300 y que “había oído” (no, no la había visto) que la película sobre los espartanos era racista, homófoba y “sublimemente estúpida”.

Hurm.

Si en este pequeño silencio os ha parecido escuchar algo similar a un desesperado estertor agónico que acababa interrumpiéndose de repente, no os preocupéis. Era el poco respeto que me quedaba por el genial autor Alan Moore, a quien a partir de ahora puedo catalogar sin miedo como un has-been. O como un estúpido sublime, dado que su trabajo pasado es sublime y él ha demostrado a estas alturas que es un completo estúpido. Demasiadas fabadas de LSD y peyote, sospecho.

Una vez asegurada una fuente presente y futura de flames e insultos escritos con faltas de ortografía hacia mi persona, vamos a asegurar otra: como lector del cómic original (es decir, del mejor cómico de superhéroes jamás hecho), diría que el filme “del visionario director de 300” (hasta a mí me parece que con esa frase publicitaria se han pasado un poquitín) es una adaptación excelente. O al menos, muy buena. Con sólo unos pocos cambios, de naturaleza más bien cosmética o para cortar elementos que obligarían a alargar el filme aún más allá de sus dos horas y media, captura tanto la letra como el espíritu del original, mostrando a unos héroes que utilizan sus máscaras como un modo (parcialmente fallido) de afrontar sus neurosis o perversiones… cuando no son víctimas de los mismos superpoderes que les dan capacidades extraordinarias, como Manhattan.

El elenco de actores se mimetiza bastante bien con sus personajes, en parte por tratarse de desconocidos para el gran público. Las dos posibles excepciones son Carla Gugino, a la que no veo demasiado parecido de cara con la Espectro de Seda I del cómic, y el actor que interpreta a Richard Nixon, Robert Wisden, cuya prótesis nasal es demasiado cantosa; lo primero no es demasiado grave, pero lo segundo sí que empieza a ser algo serio. Aparte, encuentro curioso que Jackie Earle Haley, cuando por fin se quita la máscara de Rorschach, exhibe un fuerte parecido con Clint Eastwood; de alguna manera, le encaja al cabrón del personaje como un guante.

Por lo menos nos podrían dedicar una canción o algo.

¿Lo peor de este trabajo? Sentir que te vigilan los Def Con Dos. O eso dice la gente.

Por lo que se refiere a los aspectos más controvertidos de la historia original, la película no sólo no los oculta, sino que va más lejos aún que el propio cómic: las escenas de violencia son más sangrientas y brutales si cabe (la escena en la que el Gran Jefe intenta matar a Rorschach en la cárcel tiene algunos momentos que hasta a mí me cuesta soportar), Manhattan muestra desnudez frontal y sin censura en casi todas sus apariciones, y hay una escena de sexo entre dos personajes (no diré cuales: sólo diré que ocurre después de que ambos hagan una acción heroica juntos, y de que su primer intento “en frío” se viera frustrado por un gatillazo, lo que pone de manifiesto el aspecto de “perversión sexual” que la historia original atribuía al superheroísmo enmascarado) que no estaría demasiado fuera de lugar en una película del canal Playboy. Se puede discutir si era necesario hacer más oscuro y violento uno de los títulos que inspiró la oleada de oscuridad de la Edad de Hierro del cómic de superhéroes, pero al menos es digno de aplauso que Snyder y el guionista Alex Tse se atrevieran a hacerlo pasando de la corrección política hollywoodiense acerca de estos temas.

La película también hace uno de los mejores usos que he visto en mucho tiempo de la música ajena, empleando composiciones ajenas en momentos satisfactoriamente apropiados: los títulos de crédito iniciales, las escenas en Vietnam al ritmo de La Cabalgata de las Valkirias, la caminata de Rorschach y Búho Nocturno con All Along the Watchtower, el uso del Hallelujah de Leonard Cohen en la mencionada escena de sexo, el de Unforgettable en la pelea inicial entre el Comediante y su asesino… Y como broche de gala, el flashback en el que Manhattan reflexiona sobre su pasado y su “creación” con la música que Philip Glass compuso para Koyaanisqatsi de fondo: no se me ocurren composiciones más apropiadas para la personalidad y modo de ver el universo del buen Doctor, quien para mí es la representación más realista de cómo afectaría a una psique humana la obtención de superpoderes.

El único punto realmente controvertido es si era necesaria una adaptación tan escrupulosamente fiel, o eso me parece haber oído comentar; el caso es que da gusto ver el mundo inventado por Moore y Gibbons cobrar vida en imagen real, y con unos efectos especiales tan currados, sobre todo en lo referido al Doctor Manhattan y a su estancia en Marte. Además, el final es algo menos ambiguo que el cómic acerca de lo que pasará (¡SPOILERAZOS!): el diario de Rorschach se ve claramente en primer lugar en el archivo de los lunáticos del New Statesman, garantizando así que el plan de Ozymandias se irá al guano y que el hombre de la máscara cambiante se reirá una última vez de él después de muerto.

Por supuesto, esta crítica no es demasiado racional, ni bien estructurada, ni tiene una gran autoridad detrás. Son sólo unas reflexiones inconexas de por qué una película de dos horas y media no se me hizo larga ni me hizo exclamar “¡BLASFEMIA!” ante su interpretación de un cómic que adoro. Mi recomendación: comprad el cómic, y juzgad vosotros mismos si la adaptación funciona o no.

Y sí, Rorschach mola mazo, a pesar de que él y yo no podríamos ser más opuestos ideológicamente. Puede ser un facha conspiranoico, pero que me aspen si no me dan ganas de aplaudirle cada vez que supera una situación desesperada con su mezcla casera de ingenio y brutalidad desatada. Si le pudiéramos convencer de que dejara de creerse las mamonadas de Ayn Rand…

8 comentarios:

El chache dijo...

A mi me parecio que la pelicula cumple con creces, y que esta hecha con dos pelotas.
Espero con ansias la version de 4 goras que saldra en el dvd.
Un saludete

Fet dijo...

Lo único que me jodió de la peli es que no durara un par de horas más.
Acusan a la música de despistar la atención del espectador por excesivamente conocida, yo opino que es al contrario: las letras de los temas ilustran perfectamente las escenas, y al pertenecer ya al imaginario colectivo no requieren esfuerzo alguno para identificar lo que se oye, se conoce de sobras.
Snyder es Dios.

ottoreuss dijo...

Sí, la verdad es que Rorschach mola un webo. A mí la verdad es que la peli se me hizo un poco larga. Cuando en la parte final un personaje dice "Hay cosas que nunca terminan", la gente en el cine empezó "no, si ya..." xDD

Para versiones de Hallelujah prefiero la de Jeff Buckley!!

Maya dijo...

Yuos pero ha sido un fracaso en taquilla escuché el otro día por eso no he ido a verla a parte que me han dicho que es un poco...mmm mierda vamos..:)

Anónimo dijo...

¿Cómo que película erotico-festiva?
¡Es el anuncio de "Nostalgia", el perfume de Veidt! Un repaso al cómic, por favor...

PePe dijo...

Chache: ¿cuatro horas? ¿Contando las Historias del Galeón Negro, o sin contarlas? En cualquier caso, seguo que da para montar un "Qué grande es el cine" en plan casero, sustituyendo los whiskazos por refrescos y palomitas.

Fet: ¿hay críticos que dicen que la música despista al espectador? Es lo más peregrino quehe escuchado hasta ahora. Y no me atrevo a decir que Snyder es Dios, pero le veo bien situado para alcanzar el puesto...

Otto: es que tenía que ser larga por narices, teniendo en cuenta la monstruosa extensión del cómic original; teniendo en cuenta que así y todo hubo que recortar cosas que aparecían en él... Y si, la versión de Buckley mola más, pero ponerla en pleno 1985 hubiera sido un anacronismo de tres pares de cojones.

Maya: como lo veas. de todas maneras, te sigo recomendando que la veas. Eso sí, no es de esas pelis de superhéroes con acción trepidante, así que puede parecerte algo lenta a cachos.

Anónimo: gracias por notar el error, ya está corregido. Y sí, hay que repasar más el cómic; de hecho, creo que la próxima vez que vaya a la tierruca me lo traigo de vuelta con V de Vendetta y El regreso del señor de la noche, para repsarlos en profundidad cuando me entre la vena.

con.un.toque.de.limon dijo...

.

Small Blue Thing dijo...

Tentada estaba de poner una coma a continuación, pero voy a poner un comentario.

¿Para cuando eso que hablamos anoche, eh, para cuando?